Nuestros Adolescentes

Nuestros Adolescentes

¡Qué difícil es esa convivencia con los chicos y chicas de entre 12 y 17 años! En este artículo pretendo ayudarles un poco a resolver algunos conflictos que puedan surgirles, y cómo prevenirlos para tener una mejor relación con sus hijos/as.
Voy a realizar un decálogo según mi experiencia:


1. En los casos donde no haya una buena comunicación o relación, empiecen de cero, quiero decir, sienten a sus hijos para hablar (busquen un momento de calma, como un almuerzo, o una cena o un trayecto en el coche, siempre y cuando en el trayecto del coche a tu hijo/a no le guste escuchar música y lo utilice como un momento de evasión. No le rompas estos momentos, les enfada muchísimo, lo veremos en el siguiente punto). En el momento de hablar explíquenles que quieren empezar de nuevo, no los juzguen ni les recuerden todo lo que han hecho mal, sólo explicarles que quieren demostrarles que pueden confiar en ustedes, y muy importante que ustedes confíen en ellos.

2. Moléstate en conocer a tu hijo/a, saber sobre sus intereses, conocer sus momentos favoritos y sus emociones, para poder llegar mejor a él/ella, para entenderlo/a en los peores momentos, para saber buscar el momento idóneo para hablar o pedirle algo, etc., pero…

3. No los agobien con preguntas o debiendo contarles (obligarlos) qué les pasa, cómo se sienten, qué hicieron en el instituto… Déjenle su espacio.

4. No olviden los límites. Es muy importante que establezcan unas normas para ellos que deben cumplir. Para los casos donde los adolescentes, no las siguen podemos establecer una tabla de consecuencias cuando no se cumplen las normas.

5. Establecer rutinas y responsabilidades. Edúquenlos en el ámbito de la autonomía. Muchos adolescentes pasan “desapercibidos” por casa, sin pensar en el trabajo y esfuerzo que hay detrás de preparar la comida, lavar la ropa, limpiar la casa, etc. Realicen una tabla diaria de las actividades que deben repartirse TODOS.

6. Incúlquenles el valor de la amistad, el respeto y la asertividad. No hay peor forma que dirigirse a alguien en forma de burla, traicionar a un amigo o agachar la cabeza cuando nos saludan, son solo ejemplos, que en el día a día pueden evitar futuras “catástrofes” como el bullying, la mala educación en un trabajo o el perder un grupo de amigos.

7. Construyan alrededor de su hijo la resiliencia. Sé que se habla mucho de este concepto hoy en día, pero realmente si llegamos a entender bien qué significa, es prácticamente la base de nuestro “salvavidas” en el camino. Según la psicología, es “la capacidad que tenemos para superar ciertas circunstancias traumáticas, y adaptarnos de forma positiva a situaciones adversas”. Aquí, hablamos de tolerar la frustración y el autocontrol. Por ejemplo, aprender a esperar, no acudir de inmediato a sus demandas, seguir instrucciones, etc.

8. Hazle saber que vale mucho, no solo porque lo quieres, sino para ayudarlo e impulsarlo a mimarse, a quererse a sí mismo, a valorarse… a tener una autoestima alta. Evita los comentarios negativos, y cámbialos por comentarios más constructivos, como por ejemplo: “no sabes fregar, está todo sucio” por “intenta limpiarlo mejor que aquí quedó algo”, o “siempre el cuarto igual, todo desordenado” por “vamos a ordenar un poco el cuarto, para que no parezca sucio”… ¡cuidado!

9. Aunque use en la frase “vamos a ordenar el cuarto” no nos vayamos a los extremos, no quiero decir, que lo ordenemos los adultos solos o que siempre debamos ayudarlo a ordenar, simplemente es que utilizar el verbo en tercera persona del plural (nosotros) y al incluirnos en las frases, ellos se sentirán mejor, menos presionados.

10. Y por último, sigue sirviendo de modelo a tu hijo/a. Como ya he nombrado en artículos anteriores, nuestros hijos son esponjas y absorben todo.

“No puedes controlar las mareas para que tu hijo navegue sin peligros, pero sí puedes prepararle y ayudarle a saber remar”.

Karen García Salazar (Psicopedagoga)